Cuando recién nacemos, lo primero que hacemos es llorar, ¿Por qué? Por que nos cuesta dejar ese lugar calentito, lleno de comida, de amor, fuera de todo peligro.
Cuando ya superamos esa etapa, nos toca otra más difícil. Conocer gente nueva, estar lejos de mamá. ¡Claro! Hablo del jardín. Ese mundo nuevo, desconocido, lleno de gente que te habla, te pega, te grita, te presta sus juguetes, gente que está en la misma que vos pero que en el fondo, no quiere otra cosa más que estar con su mamá.
Superada la etapa del jardín, viene la primaria. Algunos tienen la suerte de empezar con los mismos compañeros del jardín de infantes, entonces, no les resulta tan drastico el cambio. A los que empiezan solos, es como si volvieran a la etapa anterior.
Y así van pasando las etapas en la vida, la adolescencia, los cambios corporales, tu primera vez, irte de tu casa, volver a tu casa, el trabajo, tu carrera, tu casamiento, etc.
Tus viejos siempre estan al lado tuyo, pero a medida que los años se van sumando, nosotros mismos somos los que los alejamos y queremos experimentar que es crecer por nosotros mismos.
La cuestión es que no importa si estan o no al lado tuyo, crecer vas a crecer igual y siempre te va a costar.
Ojalá pudieramos detener el tiempo, ojalá no existieran las responsabilidades, ojalá que en algun momento, crecer, no cueste tanto.
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